



HOTEL CASA MUSEO
El museo en los cuartos del hotel: En Na Bolom se construyeron cuartos para los investigadores que venĆan con Frans Blom y Gertrude Duby a hacer expediciones o estudios con distintas universidades, en especial de Harvard y Chicago, por eso hay dos habitaciones que tienen su nombre. Eso ocurrió a partir del aƱo 1951. Desde entonces la casa no ha parado de arreglarse para que siempre tenga las mejores comodidades para los estudiosos y artistas que nos visitan. Nos debemos a los estudiosos y ese es el perfil de visitante que mĆ”s valor deja a la Casa y a la comunidad, por eso pensamos en ellos: universitarios, acadĆ©micos, estudiosos, artistas encontrarĆ”n en Na Bolom su casa, y para ellos hemos desarrollado un concepto que dista mucho de los estĆ”ndares hoteleros: en Na Bolom no hay televisiones ni telĆ©fonos, pero nos hemos esmerado en que la red de Wi Fi cruce las gruesas paredes de adobe. Hay mesas de trabajo y libreros, visitas a las fiestas y expediciones, conciertos de piano y exposiciones, charlas conferencias y guĆas especiales, muy buena cocina y magnĆficos jardines. Es la Casa de Frans Blom y Gertrude Duby, la que construyeron para recibir a sus visitantes.
CategorĆa Especial: Hemos trabajado muy fuerte para que los cuartos de los investigadores no pierdan el estilo que Frans le dio a toda la casa. En sus escritos y diarios expresaba sus principales preocupaciones para la atención de sus huĆ©spedes: en primer lugar querĆa que a travĆ©s de la experiencia de estar en su casa ellos conocieran las bellas culturas que nos rodean, por eso decoró cada habitación como si se tratara de un cuarto de museo y con Trudy le dio asĆ sentido a las colecciones: los objetos que hay en los cuartos son magnĆficas obras del arte popular chiapaneco y muchas de ellas ya no se consiguen. Si hubiese tal categorĆa, dirĆamos que es un hotel temĆ”tico. Pero nos gusta que se le llame Na Bolom: CASA MUSEO.
Chimeneas: Frans enseñó al maestro Porras a hacer chimeneas, la primera que hubo en San Cristóbal fue construida en la Biblioteca Fray BartolomĆ© de Las Casas, aquĆ en Na Bolom. DespuĆ©s hizo una en cada habitación de la casa, comenzando con el comedor. Junto con su construcción, creó el rito de poner en cada cuarto leƱa y un poco de ocote, que se limpie diario y que las habitaciones conserven un poco del olor del humo que se impregna en los muros y artesones. San Cristóbal es hĆŗmedo y es frĆo: nuestros huĆ©spedes disfrutan quedarse en casa de vez en cuando.
Baños: La construcción, adaptación e instalación de los baños en la casa se resume en una frase que Frans escribió en 1950: "en San Cristóbal no hay un solo baño decente". Eso significó una búsqueda de los mejores plomeros, las regaderas ideales, los mejores calentadores que se ha convertido en una tarea constante. La combinación de baños que sean cómodos, practicos y a la vez hermosos en un entorno cultural donde no se le concede importancia a las instalaciones ha concluido en una gran variedad de decorados que guardan una sola constante: las duchas y las tinas de Na Bolom son deliciosas.
Comida: El comedor de la Casa estĆ” abierto a partir de las siete de la maƱana hasta las diez de la noche. Los desayunos, acompaƱados con pan, mermelada y granola de la casa han dado prestigio local a nuestra cocina que combina la tradición de la buena comida coleta con la sana cultura europea de las frutas y las verduras frescas. Las cenas son famosas desde que vivĆan los Blom, pero es recomendable hacer reservaciones para grupos: mĆ”s de dos mil personas reservan para cenar cada aƱo los famosos guisos que se sirven en platones a partir de las siete de la noche. Las cocineras de la tarde son las mismas que tenĆa Trudy y sirven cinco tiempos en los que la ensalada y las verduras no pueden faltar. Para el almuerzo o la comida se sirven sopas, emparedados, guacamole, tacos o platos fuertes en los que siempre se excluye la carne de res, por atentar los pastizales contra la naturaleza.
Ventanas: San Cristóbal solĆa ser un pueblo calmo donde se escuchaban los pasos de la gente al cruzar las calles y banquetas. Hoy es una ciudad ruidosa, por eso nos alegramos de estar rodeados de jardines a cuatro cuadras de Santo Domingo, en el bello barrio del Cerrillo. Abrir una ventana en Na Bolom es un acto de contemplación: tanto las habitaciones de la casa como las del jardĆn ofrecen marcos a espacios llenos de color.
Ubicación: La Casa se encuentra ubicada en un hermoso terreno de una hectÔrea rodeada de patios y jardines, lo que garantiza la tranquilidad del descanso en el barrio tradicional mÔs bello de San Cristóbal. El Cerrillo colinda directamante con la Iglesia de Santo Domingo, a escasas cuatro cuadras de Na Bolom.
Patios y jardines: Todos los dĆas Manuel trae flores de su comunidad, en Chamula. Fide y Feli las disponen en las habitaciones de acuerdo a lo que Bety dispone. El jardĆn lo cuida Javier con su equipo y el vivero Alejandro con don Fili, aunque ahora ya los Ć”rboles los produce Na Bolom en Rancho Nuevo. Entonces los jardines y las flores estĆ”n siempre presentes en la casa, dispuestos en macetas unos, en floreros otros, en arriates, jardineras o terrazas los demĆ”s.
Tarifas especiales: Na Bolom fija su tarifa de acuerdo a los visitantes, no de acuerdo al mercado. Nuestros huéspedes son recomendados por quienes han venido a la casa desde hace 60 años. Algunos tienen la costumbre de visitarnos regularmente y quedarse aquà por temporadas largas, para ellos tenemos una tarifa especial igual que para los académicos e investigadores. Nuestras tarifas no compiten en el mercado local de los mejores hoteles porque no nos debemos al mercado: creemos primeramente que esta casa debe ser visitada por personas que tienen un aprecio por lo que hacemos, por el sentido estético de Na Bolom, por su historia. Por eso hemos creado una tarifa especial para académicos e investigadores y mantenemos un precio accesible a cualquier académico.
Nuestra causa: Quienes se dedican a estudiar, investigar o enseñar son gente que tiene un salario decente y para ellos el hotel tiene un costo que no debe exceder los cien dólares diarios. Pensamos en lo que ellos quieren y buscan en sus viajes y asà las conversaciones siguen enriqueciendo las sobremesas. El pago que hacen nuestros visitantes se destina al sostenimiento de dos de los programas mÔs trascendentales de la casa: el hospedaje y la salud de los lacandones. Otorgamos recibos deducibles de impuestos y nos esmeramos en que el servicio se de como le gustaba a los Blom.




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